jueves, 13 de mayo de 2010

"Buenos Aires para este periodista chileno"

Ayer llegué a Buenos Aires cargado de sueños. Lo primero que quería hacer era disfrutar el ambiente de esta ciudad, oir las conversaciones de la gente y saber qué tan distante estamos los chilenos de nuestros vecinos. Descubrí en conversaciones en la calle, en máscaras cotidianas, que a pesar de la inmensa cordillera que nos divide, mantenemos los mismos flagelos atosigantes que detienen el desarrollo de nuestras culturas. El arribismo, la inmediatez como garante del éxito y la falta de oportunidades para los jovenes profesionales, así como la escasa credibilidad de la clase gobernante y empresarial, son el cultivo de la decepción argentina y de la chilena.
Acá, he podido comprobar que los periodistas argentinos tienen respeto por el oficio. Que no les molesta reportear en la calle, indagar datos y decir lo que piensan, aún cuando el show se apodere de sus intenciones. Qué tan lejos y más cerca, superándolos como creemos estamos en Chile. Qué cariño nos tienen a los chilenos cuando con nuestro acento cantadito y amoroso nos relacionamos con ellos. Con admiración ven nuestro crecimiento pero también nos comparan con el exitismo que vivieron acá en la década del 90, cuando un dolar era igual a un peso.
Buenos Aires en mi vida periodística. Hoy me entrevistaron en Radio Belgrano. Jorge Marinella, un periodista que he seguido de cerca por televisión por cable en TyC, habló de mi corta pero intensa trayectoria periodística. Mientras estaba en el estudio, me acordé de Los 11 Titulares, del Nico, Jaime, Apio, Toba y tantos otros que soñamos con tener una tribuna semejante a la Argentina. Logré poner mis cuadros como tema en un programa durante una hora en una de las radios más importantes de acá. Eso me tiene feliz y dichoso de la vida. Esperanzado del conocimiento y con ganas de marcar en rojo el esfuerzo de cada día de trabajo intenso que al principio y (no al fin del proceso), tiene réditos.

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