martes, 11 de mayo de 2010

Obra Gruesa

Voy a comenzar contando una historia.
Tiene pasado
por lo que deduzco que tiene memoria: es historia y geografía de la vida.
...

Parece fácil escribir, pero las monedas que quedan en mi bolsillo son más sencillo que comenzar a deletrear lo que quiero decir.

Primero,
Quiero saludar a Nicanor Parra.

Bienvenido,
Obra Gruesa

Desde hace unos días estoy encerrado en mi taller exclusivamente pintando. Busco inspiración en cosas sencillas. Oigo: la premura del río por llegar a la ciudad, el viento en las mañanas que trata de colarse por donde no lo invitan y el empujar del agua que corre saludando a todos los que encuentra. Parece rápido, pero no lo es. Hay amor en el trayecto. Hay comprensión con el medio. No queda espacio imberbe para el agua.


Decidí hojear un libro de empaste blanco que mi padre compró en la década del '60. Por fuera está forrado con plástico grueso y justamente el título con letras rojas dice: Obra Gruesa.
Es Nicanor Parra, un antipoeta chileno que de tan poeta decidió hacer la contra.
Tiene un ingenio brillante. Siento sus ganas de no ser y ser, que lo llevan a anhelar la capitanía de Colo Colo. Me sumerjo en su mundo. Ese de crujiente pan caliente, de mariposas fosforecentes, de definiciones acertadas (los autos son sillas de ruedas), del sabio consejo: hay que tenerle paciencia al sol.
Car - ja já - das.


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