miércoles, 26 de mayo de 2010

La hazaña de Chile en 1962

Crecí oyendo las aventuras detalladas de mi padre en la galería del Estadio Nacional para el Mundial de 1962.
Aunque no la conocí, quise mucho más a mi abuela la que le regaló un abono completo a mi papá para que fuera a ver a la Roja.
Tengo recuerdos musicalizados: mamá y papá y sus amigos bailando rock and roll con el Rock del Mundial.
Conocí el buen trato de Jorge Toro, sus manos gordas, su sonrisa cálida y sus ojos rasgados, cuando estuve dos meses a prueba en las cadetes de Colo Colo, en el verano de 1993.
Hace pocos meses, estuve varias veces con Tito Fouillioux y Erick Pohlhammer escuchando largas charlas, las mejores de mi vida, en el café París. Tomé apuntes que guardo como un gran tesoro. Tito y el Poeta recordaban anécdotas del mundial de la única gloria del fútbol chileno. Una gesta épica
Exijo "Justicia divina" como dijo Julio Martínez para los héroes del Mundial de 1962.

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